1 de octubre de 2007

La fecunda imaginacion de Ellyselda...



Los recuerdos son una especie de segunda oportunidad para disfrutar lo vivido, para compartirlos con otros y así deleitarlos…. deleitarnos… para rescatarnos del olvido… porque siempre existiremos mientras alguien nos recuerde.

Estos recuerdos los contaré, no con la prodigiosa memoria de un cronista, sino con la de mi fecunda imaginación, de como los recuerdo y de como me place contarlos… porque a pesar de que no hubo fuegos artificiales, en ese momento, estoy segura de haberlos visto.

Eran los tiempo de “Guitarra Larense” y los obligados ensayos de Doqui, con su equipo de apoyo, nos llevaron una tarde, después de finalizados, al salón que una vez fue primer grado y terminó siendo una de las oficinas del colegio. Justo el que quedaba al lado de la habitación de la hermana Isabel. Había un grupo reducido de personas, entre ellas: Isabel, bebita, la otrora cantante y la amanuense, junto a dos o tres personas más que insisten en no aparecer en este relato.

De pronto, aún con las melodías frescas de la guitarra, Isabel sacó, de aquel bolsillito que siempre tenía en sus faldas, y del que invariablemente como maga sacaba un pañuelo, un pequeño objeto que atrapó en sus manos y llevándoselo a sus labios, tocó una melodía que aún cuando la recuerdo se me empañan los ojos.

Fue una melodía que comenzó como un suave aroma, y que luego fue inundando toda la habitación, mientras su pie, al estilo de ella, si perder su sobriedad se movía de arriba abajo, mientras la cadencia de la música así lo iba imponiendo. Sus ojos cerrados, se abrieron y se conectaron con los nuestros y hubo un mandato amable pero definitivo. Doqui y yo, terminamos bailando, tomadas por un brazo, girando al estilo de los piratas ; mientras la hermana nos daba la aprobación con su rostro que bailaba al compás de sus pies.

Ese instante se detuvo en mi memoria, hipnotizadas todas, con la armónica que Isabel tocaba!.

Ellyselda

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Flaca, creo que muy pocos en el colegio tuvieron ese honor de escuchar a la hermana Isabel tocar la armonica, yo en lo particular nunca supe que ella lo hacia. Y tomando las palabras de Carlos Alperi, te felicito por tu "pluma fina y profunda"...

Anónimo dijo...

Gracias Kenny, te lo dediqué especialmente, creo habértelo dicho o escrito en una ocasión: -mis acciones serán un sostenido gesto de gratitud por todas tus demostraciones de afecto e incondicionalidad-